Se llamaba Rodrigo, tenia los ojos azules mas hermosos del mundo y el cabello castaño ensortijado, a pesar de que era casi un enano yo estaba absolutamente enamorada de el, fue el amor platónico mas intenso que tuve, y el único.
Era mi vecino, ambos pertenecíamos al mismo grupo de amigos, jugábamos los mismos juegos, sin embargo entre nosotros no teníamos mucha confianza y las pocas veces que estuvimos realmente solos habremos cruzado dos o tres frases irrelevantes. Si tan solo hubiera sabido que yo me moría por el, pero nunca se dio cuenta.
Fueron casi 5 años de sufrimiento por este chico (maldito), desde los 11 hasta los 15 años, todo mi tiempo libre estaba dedicado a perseguirlo, llamar a su casa y colgar, averiguar que hacia, que le gustaba, enterarme de las novedades en su vida, no era fácil, pero siempre encontraba la forma obtener datos de su intimidad.
Mi vida giraba en torno a el, y aunque como ya dije fue todo fue platónico y el nunca se dio cuenta, a mi me bastaba tan solo una mirada suya o una palabra o alguna nueva noticia que atesorar y guardar en mi enamorado corazón.
Recuerdo que los primeros años fueron los mas difíciles, porque yo sentía algo dentro de mi que no me dejaba estar tranquila, una ansiedad que solo se calmaba cuando lo veía, y cada vez que escuchaba que alguien mencionaba su nombre sentía que iba a morir, Rodrigo, Rodrigo, Rodrigo, era difícil porque yo no me atrevía a contárselo a nadie, solo mi diario era confidente de todos mis sentimientos y pensamientos y ni si quiera de manera completa porque nunca escribí su nombre en el diario.
Todas mis amigas que eran muchas hablaban de chicos, esa era toda nuestra conversación, chicos (y a veces ropa y música) todas contaban que les gustaba fulanito o sultanito, la mayoría ya había besado a alguno de ellos, pero yo solo escuchaba y callaba, mi amor por él era tan intenso que simplemente no podía contárselo a nadie, nadie me hubiera entendido. Cuando cumplí 14 años ya tenia una idea mas clara de lo que significaba tener una mejor amiga, fui muy afortunada porq por esa época no solo tuve una, sino dos mejores amigas, fue recién en ese momento que con lagrimas en los ojos les pude soltar toda mi tormenta a mis dos amiguitas, se quedaron boquiabiertas al fin daba señales de ser como ellas, y como era de esperarse no se imaginaron nunca que a mi me podía gustar Rodrigo.
A partir de ese momento la vida fue mas simple, ya no tenia esa pena horrible que no me dejaba respirar y vivir, me seguía muriendo por Rodrigo, pero ahora tenia a quien contárselo.
Hubo intentos y planes por parte de mis amigas de fomentar algo entre él y yo, por esa epoca ya empezábamos a salir a nuestras primeras fiestas hasta la madrugada, muchas veces baile con el una balada (abrazados, que lindo!), inclusive nos hicimos amigas de su hermana que era una lorna, solo para obtener mas información y poder tener acceso a su casa, pero todos los intentos fracasaron, simplemente el no me miraba de la forma que yo lo miraba a el, para el yo solo era una amiga mas, y yo nunca le di a notar todo el remolino de pasiones q sentía por el.
Ahora que recuerdo todo me da mucha risa y a la vez nostalgia, me gustaría volver a ese tiempo en que bastaba la mirada de un chico para hacerme sentir en las nubes, la edad en que el amor era inocente y no físico, porque ahora ya no me pasa eso con nadie.Para ponerle punto final a esta historia que esta muy larga, debo decir que a los 15 años me mude de ese sitio, olvide a Rodrigo, crecí (mejor dicho me transforme), y después algunos años volví a mi viejo barrio al cumpleaños de una de mis 2 mejores amigas de aquella época, Rodrigo estaba allí, yo estaba muy cambiada y prácticamente el estuvo toda la noche a mi lado, lo veía fascinado, lo malo fue que yo no solo había cambiado físicamente, también cambio mi manera de ver las cosas y lo veía seguramente como lo que fue siempre, un enano con cara de pastrulo y de mañoso. Pero el Rodrigo que esta en mi recuerdo no es ese, en mi recuerdo siempre va a estar el Rodrigo encantador de ojos azules y cabello ensortijado, mi amor platónico.